lunes, 10 de noviembre de 2008

Extendiendo la grava

Aquí estamos liados "amb es càvec, sa senalla i sa carreta", distribuyendo la grava desde donde la tiró el camión a donde debe estar. El càvec es una herramienta muy usada en Mallorca, una especie de azada con la pieza metálica triangular y puntiaguda, idónea para estirar los áridos, o incluso tierra, y rellenar con ella espuertas.
En el relleno de los suelos, hemos puesto unos 15 centímetros de grava gordita, dejando los cinco centímetros superiores de la rueda libres.

En este espacio irá el acabado del suelo.
Los más trabajoso ha sido rellenar las ruedas, porque al llenarlas hay que levantarles el morro para que la parte redondeada quede bien llena de grava. Al tiempo que rellenábamos las ruedas, íbamos colocando las traviesas con las varillas allí donde debían ir.

Para hacer este relleno calculamos los metros cúbicos de grava que necesitábamos para hacer el relleno (largo total a rellenar x ancho a rellenar x altura), y según nos dijeron en la gravera, un metro cúbico venían a ser 1600 kg; como el camión nos podía traer 9 toneladas (unos 6 metros cúbicos por viaje) necesitamos dos viajes de grava. En el primer viaje trajimos grava de calibre 12-19 milímetros, que se extiende muy bien. En el segundo viaje, los de la gravera tenían estropeada la máquina de picar piedra y nos trajeron grava más gorda... que es mucho más difícil de extender, así que reservamos la grava pequeña para los rellenos de las ruedas, y la gorda para rellenar lo que serán los suelos.

Curiosidad: la práctica totalidad del viaje de grava pequeña (unos 9.000 kg menos 4 o cinco carretillas) fue a parar dentro de las ruedas, mientras que con el viaje de grava gorda rellenamos los interiores de las habitaciones.


Y aquí tenemos la grava extendida... otra fase terminada!!!

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