lunes, 27 de octubre de 2008

El bueno, el feo...

Can Santosha Films presenta: "El bueno, el feo..."

Consiguiendo pacas de paja

Can Santosha Films presenta...
¡LAS BELLAS Y AMABLES PACAS DE PAJA!

y aquí tenemos a las protagonistas de la peli:



Conseguir las balas de paja pequeñas, o pacas, como les llaman por aquí, y como diría Gaston Rebuffat, "requiere un empeño". No es fácil, en estos días de agricultura industrializada conseguir este material, porque la mayoría de agricultores ya usan empacadoras de pacas grandes. Estas pacas pesan unos 400 kilos y hace falta un tractor para moverlas; para ellos es mucho más cómodo, porque en un voleo mueven grandes masas de paja. En cambio las que a nosotros nos interesan miden aproximadamente un metro de largo, medio de ancho y unos 35 centímetros de alto; según la densidad con que fueron prensadas, pueden pesar de 18 a 22 kilos. Así que las empacadoras pequeñas están en franco desuso, y varios agricultores de nuestra zona nos dijeron que "justo el año pasado la llevamos a la chatarra, y fue una pena, porque empacaba bien..." Nosotros nos recorrimos todos los pueblos y pueblitos de la comarca, parando en campos, naves y talleres, pidiendo dondequiera que se oliera a agricultor: "hola, estamos buscando para comprar pacas de paja... pequeñas".


Tras muchas negativas, dimos con Josu, quien sí empaca pequeñas bajo pedido, y allá fuimos a comprarlas. No nos quedamos entusiasmados, porque fuimos a comprar paja a unos 100 kilómetros de casa, mientras nuestros vecinos inmediatos picaron toneladas de paja (es lo que se hace al cosechar en los campos donde la paja no se va a recolectar)... pero no pudimos dar con una empacadora pequeña cercana.

Pagamos 130 pesetas por paca, recogida en el campo, y hicimos tres viajes de camión, de 210 pacas cada viaje. Cada porte nos costó unas 4 horas, entre ir al lugar, cargar a mano, volver a casa y descargar con volquete, y a 45 euros la hora de camión, subió a 180 el viaje. En total, 630 pacas por 500 euros, y tres portes 550. En total, 630 pacas por 1050 euros... ¡Más caro el porte que la paja!


Carga de las pacas... ¡a mano!
Si te toca cargar las pacas a mano... ¡avisa a tus amiguetes primero, una cuadrilla de seis es mejor que de cuatro!
¡Gracias Pedro y Brahmaya!

Al llegar a casa, nosotros las descargamos dandole volquete al camión. Es cierto que entre los tres viajes, se rompieron unas 5 pacas, y otras tantas se deformaron, pero el ahorro frente a descargarlas a mano una a una es más que evidente.



Almacenando pacas
Nosotros preparamos una base de palets viejos, sobre los que hemos puesto las pacas. Una vez colocadas las pacas en esta plataforma, las hemos cubierto con plástico negro. Atención, este plástico acumula calor, y las pacas se calientan. Si les quedaba algo de humedad, esta puede evaporarse, subir por dentro de la pajera y condensarse al llegar arriba, donde crearía una zona húmeda que podría pudrir las pacas superiores.
Conclusión: cada día soleado o venteado sin riesgo de lluvia conviene destapar las pacas, y recubrirlas antes de que se humedezca la tarde.

Impacto del transporte
La distancia desde donde traemos la paca (o cualquier otro material) es uno de los factores para calcular el impacto ecológico de nuestra casita: más lejos, más gasoil quemado, más CO2 emitido. Para nosotros, el material más ecológico va a ser siempre el que más cerca nos quede, aquel del que disponemos en abundancia allí donde estamos. Disponemos de paja en abundancia en los alrededores, porque es zona agrícola y la paja, hoy en día, se regala. Lo que sí se cobra es el trabajo de empacar. Entonces, si voy a construir en el campo, ¿porque traer la paja de lejos? ¿Sólo porque no hay una empacadora pequeña cerca?


¿Comprar una empacadora?

¿Y porqué no? Puede no ser fácil dar con una, y puede que tengamos que ir lejos a buscarla, pero nuestra intención es no volver a comprar pacas, sino empacadora. "Pero es que en nuestra zona las empacadoras pequeñas ya están en la chatarrería", me quejé yo. Tom Rijven hizo esta reflexión: "ir a buscar 600 pacas a 100 kilómetros no es lo más ecológico, pero ir a 600 kilómetros una vez a buscar una empacadora sí lo es, porque luego harás con ella cincuenta mil pacas". Si das con alguien que la lleva al chatarrero, tal vez te la venda por 3oo euros; si la compras en uso, tal vez pagues 1000 euros. Si nosotros hubiéramos comprado primero la empacadora, y le hubiéramos pedido el tractor al vecino durante un día, ¡ya la tendríamos amortizada! Si estás en un entorno donde hay mas paja-constructores, o aspirantes a ello, la rentabilidad de la compra colectiva es evidente.

Ahora ya tenemos las pacas guardadas y listas para usar...
¡Gracias Josu y Ángel!

domingo, 26 de octubre de 2008

Cimentación


Esta va a ser la cimentación de nuestra casita: ruedas usadas sobre una zapata de piedras grandes. Dentro de las ruedas irá gravilla, como en el espacio interior. Esta gravilla impide que el agua ascienda por una cosa que los técnicos llaman capilaridad, o lo que es lo mismo, cómo la leche trepa por una magdalena alargada aunque a ésta no la metamos entera en el tazón.

Excavación

En este bonito sitio decidimos que íbamos a poner nuestra primera casita. Marcamos los tamaños con estacas y cuerda, cuidando de respetar los robles y roblecines que habitan alrededor.

No lo sabíamos, pero rascar en un sitio que parece un poco inclinado es... mucho trabajo. Nuestro amiguete Brahmaya nos dijo: "eso que quereis hacer (excavar) es mucha movida... pero no sirve de nada que yo os lo diga, así que probadlo". Probamos... Y era una movida. Vino nuestro amiguete Mukti con una excavadora alquilada, rascó... y encontramos un yacimiento de megalitos durmientes. Pescó una gran losa mientras yo le miraba admirado. Luego sacó la cabeza por la ventanilla y me dijo: "¿donde lo pongo?" "Pfffhhhh... ¡no se! Ponlo allí". Así que lo puso allí, volvió a rascar y sacó otro. "¿Y este donde lo pongo? [...] ¿Y este? ¿Y este otro?" Salieron un montón y los fuimos dejando junto al camino. A mi me parece que ahora que han salido del sueño horizontal, ahora que están fuera, piden estar de pie, apuntando al cielo. No sé, ya veremos, igual la próxima vez que traigamos una maquinita los levantamos...


En aquellos días todavía no sabíamos como se tomaban los niveles, y yo estaba por marcharme a un curso de revoco al Mas Franch, así que cuando ya supimos poner cotas fue tarde, y la máquina se había marchado. Entre el punto más alto y el más bajo (ahora ya sabemos como tomar referencias con un nivel de agua) había 38 centímetros... Jajaja, sólo había que tomar 20 centímetros de piedra de aquí... ¡y llevarla allí! Allí, a diez metros. Sólo nos ha tomado dos semanas (habría que descontar interrupciones metereológicas que hemos aprovechado para ir a comprar puertas y ventanas a los Traperos de Emaús) renivelarlo todo, pero ahora estamos contentos de como está.


Para la próxima, o elegiremos un sitio llano, o tomaremos cotas antes de empezar a excavar.
¡Ah! Si te lías a excavar, y vas a dirigir tú la excavación, aprende primero como se toman cotas con un nivel de agua y decide con antelación donde querrás el material que salga del agujero; sale más de lo que parece, y si no tienes claro donde lo quieres, te acaba quedando demasiado cerca de la casa, lo que entorpece las siguientes etapas de la construcción.
¡Gracias Jivan Mukti!

viernes, 10 de octubre de 2008

Ca'n Santosha es posible gracias a...

...Brahmaya, Jivan Mukti, Iñaki Urkia, Iosu Ekisoain, Ángel Cantolagua, Ecoundués, María Dolores, Joan Sintes, Elisabet Sintes, Ses Famílies, Sa Padrineta, Gabriela y Germán Ruesta, Félix, Witryh, Pedro Lasheras, Masfranch, Tom Rijven, Danavira, Sanandi, Jon Veramendi...
Y a todos los que habeis pensado alguna vez que un mundo diferente ya es posible.

Mila esker.

¡Que la Fuerza os (y nos) acompañe!